viernes, 13 de enero de 2012

Bolivia: La marcha indígena y el futuro del Tipnis

http://www.prensa-latina.cu/index.php?option=com_content&task=view&id=467707&Itemid=1 PDF Imprimir E-Mail
  
Por Héctor Miranda *
Imagen activaLa Paz (PL) Más de dos mil personas del Consejo Indígena del Sur (Conisur) marchan hacia La Paz con la única intención de reclamar la construcción de una carretera por su región, una vía que facilite el acceso a la salud, la educación y el comercio con otras zonas del país.

  A medida que se aproximan a esta capital, los efectos de la altura -muchas veces cercana a los cinco mil metros sobre el nivel del mar-, la lluvia y el frío ponen a prueba la voluntad. Sin embargo, cada mañana vuelven a reanudar la caminata con el objetivo de alcanzar la sede del Gobierno antes de que termine el mes de enero.

Salieron desde Isinuta, una localidad del trópico de Cochabamba, el pasado 18 de diciembre con la intención de hacer valederos sus derechos y revocar la aplicación de la llamada Ley Corta 180, un dictamen que impide la construcción de una carretera en el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Sécure (Tipnis).

La referida ley se aprobó a finales de octubre del pasado año, cuando otra marcha, dirigida por la Confederación de Pueblos Indígenas de Bolivia (Cidob), llegó hasta la sede del Ejecutivo y convenció al presidente Evo Morales de la necesidad de impedir la carretera que uniría a villa Tunari con San Ignacio de Moxos y atravesaría el Tipnis.

Con la entrada en vigor de la Ley Corta, el Tipnis no solo se convirtió en territorio intangible, sino que la mayoría de las comunidades indígenas de la región vieron tronchado el sueño de contar con una vía de comunicación.

La carretera no solo resolvería el problema de la comunicación, sino también facilitaría la llegada de médicos, de mejores condiciones para la educación de los hijos y daría la posibilidad de comercializar sus productos en otros sitios del país.

Desde ahora, la medida establece que esa área será patrimonio sociocultural y natural, de preservación ecológica, reproducción histórica y hábitat de los pueblos indígenas, cuya protección y conservación son interés primordial del Estado Plurinacional.

La marcha de la Cidob, liderada por Adolfo Chávez, recorrió más de 600 kilómetros hasta llegar a La Paz, en un trayecto en el cual se encontraron con muestras de respeto, de apoyo, y también con aprovechados que los utilizaron para hacer campaña contra el presidente Evo Morales.

Para muchos quedó claro que los intereses políticos proliferaron junto con la caminata y varias Organizaciones No Gubernamentales (ONG) y la embajada de Estados Unidos metieron sus manos con la intención de pescar en río revuelto.

Incluso, entre los dirigentes de esa primera marcha -secundada por vehículos que garantizaban la seguridad de la misma, la alimentación, a veces incluía toros sacrificados- y la base, hubo incomprensiones, porque las aspiraciones no fueron las mismas.

No faltó entonces el Defensor del Pueblo, Rolando Villena, ni la Asamblea de Derechos Humanos, quienes estuvieron pendientes de las necesidades de los reclamantes.

Pero la llamada Ley Corta no sentó bien en la mayoría de las comunidades de la región y se organizó entonces la marcha del Conisur, la cual no ha contado hasta ahora con toros para sacrificar, ni con la presencia del Defensor del Pueblo ni la Asamblea de los Derechos Humanos, algo que ha cuestionado el presidente boliviano.

En más de una ocasión, el mandatario solicitó su presencia junto a los marchistas, pero queda claro que los propósitos no son los mismos y tanto las ONG, como la misión diplomática estadounidense, tienen intereses en el Tipnis, una zona rica en recursos naturales y muy apetecida por el turismo.

Abundan en el referido Parque Nacional las maderas preciosas y conviven hoteles lujosos con la pobreza infinita de comunidades indígenas que no conocen un médico, mientras los niños mueren muchas veces por enfermedades curables.

Entonces, bajo la dirección del cacique mayor del sur, Gumercindo Pradel, se organizó la segunda marcha, con la condición de que solo podrían incorporarse a la misma los verdaderos defensores del Tipnis.

Por los lugares donde pasaron -desde que eran poco más de 300 al salir de Isinuta hasta comenzar el ascenso a La Paz-, los marchistas recibieron el apoyo del pueblo boliviano y de organizaciones sociales, los cuales les facilitaron alimentos, ropa para el frío o para protegerse de las lluvias y granizadas habituales en la zona.

Desde el primer momento tuvieron claro que solo pretendían la terminación del tramo dos de la vía, para lo cual era necesario la derogación de la Ley Corta, sin embargo, en los últimos días, con la Cumbre Social de Cochabamba, recibieron un espaldarazo muy importante y pretenden ampliar sus pedidos.

Luego de que los delegados a la Cumbre apoyaran su posición, los marchistas del Conisur quieren agregar a sus demandas la aplicación de un programa integral de desarrollo para toda la región.

Y sobre todo, dejar claro que la aprobación de cualquier estatuto sobre el Tipnis debe llevar a la consulta de todos sus habitantes y no solo de un grupo de comunidades.

El Tipnis, de unos 12 mil 363 kilómetros cuadrados, fue declarado Territorio Indígena en septiembre de 1990, luego de años de lucha de los pueblos originarios de la región. Un cuarto de siglo antes había sido asimilado como Parque Nacional.

Sus tierras se las reparten Beni y Cochabamba. El primero de los departamentos a través de la provincia de Moxos -con los municipios de San Ignacio de Moxos y Loreto- y el segundo con la del Chapare -villa Tunari y Orochata.

La región pertenece a la subcuenca amazónica del río Mamoré, uno de cuyos afluentes principales, el Sécure, lo delimita por el norte, en tanto el Isiboro, lo hace por el sur.

Ambas corrientes fluviales son navegables y constituyen una de las vías de entrada al parque, en el cual abundan los atractivos turísticos.

En toda la región existe un solo camino por el que puedan transitar vehículos y va desde Isinuta hasta Aroma, siempre en la parte sur del Parque Nacional.

El territorio, a pesar de su intangibilidad, fue pasto de las empresas madereras, algunas de ellas con negocios con dirigentes indígenas, en tanto otros se dedicaron al turismo no ecológico y a la explotación de muchas especies de la fauna del lugar, entre ellas los reptiles.

*Corresponsal jefe de Prensa Latina en Bolivia.

arb/hm

No hay comentarios:

Publicar un comentario