sábado, 28 de mayo de 2016

Latinoamérica bajo Guerra de 4ta Generación


Latinoamérica enfrenta Guerra de Cuarta Generación


Por Carmen Esquivel *

La Paz (PL) América Latina vive en medio de una disputa entre los proyectos de libertad y emancipación, y las intenciones de las oligarquías de restablecer el neoliberalismo y subordinar a los pueblos a los intereses de Estados Unidos. 

En esa difícil coyuntura el camino es la unidad, expresó en exclusiva a Prensa Latina el intelectual, analista político y exministro de Gobierno de Bolivia, Hugo Moldiz.

Durante la entrevista, Moldiz se refirió a la arremetida contra los gobiernos progresistas en la región, al papel de los medios en estas campañas y al debate nacional en torno a la convocatoria de un nuevo referendo para la repostulación presidencial.

PL: En la actualidad hay una ofensiva contra el proceso de cambios en Latinoamérica. ¿Quiénes están detrás de esta campaña?


Hugo Moldiz: La arremetida existe desde hace casi 17 años, cuando empezó una ola revolucionaria que -de manera casi inesperada- echó abajo la tesis del pensamiento único, del mundo unipolar y de la victoria definitiva del capitalismo y su variante táctica, el neoliberalismo.

Comenzó con el triunfo de Hugo Chávez en las elecciones presidenciales efectuadas en Venezuela en 1998 y continuó después en Argentina, Brasil, Ecuador, Bolivia y otros países.

Todos estos procesos fueron asediados con amenazas de golpes de Estado, magnicidio, sanciones económicas, e incluso, intervenciones militares.

¿Cuál es la diferencia con lo que pasa hoy? Que después de la muerte de Chávez, un gran articulador continental, el imperio y las oligarquías, que son los dos grandes actores, llegan a la conclusión de que es momento de una contraofensiva.

PL: ¿Cuál es el objetivo de esta contraofensiva?


HM: Tiene varios propósitos. Desde el punto de vista económico reactivar el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que se traduce en la Alianza del Pacífico y la Asociación Transpacífico, cuyo objetivo es subordinar a América Latina a Estados Unidos.

Políticamente, se busca reconstituir gobiernos de corte neoliberal, lo cual significa privatización, achicamiento del Estado, despido de trabajadores, y una muestra clara es lo que está sucediendo hoy en la Argentina del presidente Mauricio Macri.

Pero también tiene un objetivo geopolítico más amplio, que es crear una especie de contención frente al crecimiento de la economía china y el papel que política y militarmente empieza a tener nuevamente Rusia, como una señal de avanzar hacia un mundo multipolar.

PL: En el caso de Bolivia, ¿cómo se ha dado esta agresión al gobierno del presidente Evo Morales?


HM: A través de un método bastante nuevo en Bolivia, pero con antecedentes en el área, que es lo que se llama "La guerra de IV Generación", es decir, el uso de la mentira como arma de desestabilización y de generación de conflictos, y para desgastar y empañar el liderazgo del primer presidente indígena del país.

Todo ello con el respaldo de redes sociales y medios de comunicación, a quienes con mucha precisión se les ha llamado el Cartel de la Mentira.

PL: Frente a esta estrategia, ¿cuál cree usted que debe ser la respuesta de América Latina?


HM: La Unidad. América Latina debe seguir demostrando que una mayor autonomía frente a Estados Unidos es un camino que le conviene a todos, no sólo a los Gobiernos de izquierda, sino también a los de derecha, si algo de dignidad tienen frente a sus poblaciones.

Así lo entendieron todos cuando se creó la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), donde convergen gobiernos de diferente corte, pero que encuentran un espacio para debatir problemas comunes y amenazas del siglo XXI, como el narcotráfico y el terrorismo.

El imperio va a tratar de quebrar la Celac para hacer resurgir la Organización de Estados Americanos, va a intentar matar el Mercado Común del Sur a través de una mayor liberalización, y va a pretender minimizar el impacto de la Unión de Naciones Suramericanas.

También intentará eliminar el proyecto de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América que tan brillantemente fue lanzado en La Habana en 2004 por los presidentes Fidel Castro y Hugo Chávez.

Ante esta situación los Gobiernos tienen que ser cada vez más eficientes, pero al mismo tiempo volver a hacer trabajo político.

PL: Regresando al tema de Bolivia. Usted fue el coordinador de la Campaña por el Sí en el referendo del 21 de febrero sobre la repostulación presidencial, donde el No se impuso por estrecho margen. ¿A qué considera se debió este resultado?


HM: A varias razones. Considero que sigue válido el pensamiento de Carlos Marx cuando decía que la realidad es expresión de múltiples causas, no de una sola.

Evidentemente se ha constatado que hay que acompañar la gestión con trabajo político. Si no existe esto, los sectores que abandonaron la pobreza y se incorporaron a la clase media muchas veces cambian su posición respecto al gobierno del cual se beneficiaron.

Por otra parte, hubo una estrategia de mentira, manipulación y miedo por parte de la oposición.

Se utilizó el caso de Gabriela Zapata, exgerente comercial de la empresa china CAMC con quien el presidente tuvo una relación en el pasado, para intentar acusar al mandatario de tráfico de influencias, y aunque el tema se desmontó, logró el objetivo de evitar la victoria del Sí en el referendo.

Por otra parte, quienes apostaban por el No intentaron infundir miedo y jugaron mucho con la derrota de Cristina Fernández en Argentina y el triunfo de la oposición en las elecciones legislativas venezolanas.

Añadiría una cuarta, y es que el control político y territorial del Gobierno y los movimientos sociales no se complementó con una presencia hegemónica ni en los medios de comunicación, ni en las redes sociales.

PL: ¿Qué papel jugaron los medios y las redes sociales en esta campaña?


HM: Fueron los elementos perversos de la estrategia oligárquico-imperial y los subestimamos. Es un error que autocríticamente debemos asumir.

Los medios y las redes crearon un ambiente favorable para la oposición que, sin embargo, les dio una victoria pírrica, porque con semejante mentira muchos esperaban una ventaja de 10 o 15 puntos, pero el 49 por ciento de la población resistió de manera estoica esta manipulación.

PL: Después de que una investigación demostrara la falsedad de las acusaciones vertidas contra el mandatario por el agente encubierto de Estados Unidos, Carlos Valverde, varios sectores sociales están reclamando un nuevo referendo. ¿Cree usted viable esta posibilidad?


HM: Constitucionalmente no existe ningún impedimento para realizar una nueva consulta sobre el mismo tema.

La actual Carta Magna establece que se puede hacer una reforma a la constitución total, a través de la Asamblea Constituyente, y parcial por la presentación de un proyecto como el del 21 de febrero por iniciativa ciudadana.

En segundo lugar, es legítimo que las organizaciones sociales, grandes forjadoras de este proceso articulado con el liderazgo de Evo, se sientan agredidas, dolidas y engañadas por esta estrategia y planteen un nuevo referendo.

La posición del presidente es que en 2018 el Movimiento al Socialismo, las organizaciones sociales y el gobierno decidirán el camino a emprender con vistas a las elecciones de 2019.

Así que el debate político sobre la consulta se está dando, no sobre una posición oficial, sino sobre la postura de los movimientos sociales.

PL: ¿Cómo piensa que van a transcurrir los próximos cuatro años de la actual administración?


HM: Por un lado, un Gobierno concentrado en su gestión, en cumplir con lo anunciado al pueblo. Invertir unos 50 mil millones de dólares hasta 2020 para reducir la extrema pobreza al nueve por ciento, mejorar la salud y educación, aumentar las infraestructuras e industrializar el país.

Pero también hay que esperar que la oposición, envalentonada con lo que de la mano del imperio se está haciendo contra Brasil, Argentina, Venezuela o Ecuador, siga desarrollando estrategias desestabilizadoras de "golpes suaves" contra el presidente.

He ahí el desafío no sólo de los Gobiernos, sino también de los movimientos sociales y las organizaciones de izquierda para derrotar estas amenazas contra América Latina. Lo que nos queda es una larga lucha.

*Corresponsal de Prensa Latina en Bolivia.

arb/car


Fuente: Prensa Latina

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